Queso artesanal: guía completa desde la finca a tu mesa
20 de noviembre de 2025
Queso artesanal: guía completa desde la finca a tu mesa
Hay algo que no se dice lo suficiente: el queso artesanal no empieza en la quesería. Empieza en la tierra. En un animal bien alimentado. En un pastor que madruga. En un aroma que se queda contigo. Hablamos de un producto que resume una manera de entender la vida: más lenta, más consciente, más sabrosa.
Desde el norte de Tenerife, en la Quesería de Benijos, llevamos décadas viviendo ese viaje. No lo leemos en libros: lo olemos en las cuevas de maduración, lo tocamos en la piel de cada pieza y lo compartimos con quien sabe saborear la diferencia. Este artículo es una invitación a eso: mirar al queso como se mira al vino, al arte, a lo que merece tiempo.
¿Qué vas a encontrar aquí (además de antojo)?
Si alguna vez te has preguntado qué tiene ese queso que huele a campo, a fuego lento, a historia, aquí tienes respuestas. Pero no esperes tecnicismos vacíos. Esto va de verdad:
- Te contaremos qué es realmente el queso artesanal, sin aditivos marketinianos.
- Te explicaremos, paso a paso, cómo se elabora, desde el ordeño hasta el afinado.
- Hablaremos de tipos, texturas, colores y aromas con los que podrías escribir un poema gastronómico.
- Aprenderás a elegir, conservar, maridar y disfrutar como quien entiende de quesos y no solo de etiquetas.
Y sí, también te abriremos la puerta de nuestra casa: la Quesería de Benijos, donde vacas y cabras de Tenerife nos regalan la materia prima más honesta que existe.
Así que sírvete una copa, corta un buen pan y sigue leyendo. Esto va a saberte bien.
El origen: animales felices, leche real
La materia prima importa (y mucho)
Antes de hablar de quesos, hablemos de leche. No cualquier leche. Leche fresca, del día, sin prisas ni químicos. En Benijos trabajamos con vacas y cabras criadas al aire libre, alimentadas con pastos locales y respetadas en cada etapa.
¿Suena bucólico? Lo es, pero también es ciencia. Una cabra estresada no da buena leche. Una vaca sin pasto tampoco. Y si la leche no emociona al ordeñarla, no lo hará al comerla.
Coagulación: donde empieza la magia
Se añade cuajo natural —sí, ese que no sale de un laboratorio— para convertir la leche líquida en cuajada sólida. Aquí comienza el verdadero arte: saber cuándo cortar, cómo mover, cuánto esperar. No hay botón automático. Hay manos.
Corte, desuerado y moldeado: el cuerpo toma forma
La cuajada se corta (no al azar), se retira el suero (con delicadeza), se moldea (como si cada pieza fuera única, porque lo es). Luego se prensa. Aquí se decide si el queso será firme, elástico o quebradizo.
Salado: el gesto que despierta sabores
¿Sal en la masa? No. El salado se hace con mimo, frotando a mano o sumergiendo en salmuera. Cada grano penetra, transforma, protege. Y prepara al queso para su momento más largo: el de madurar.
Maduración: cuando el tiempo deja huella
Esta fase no es solo “esperar”. Es cuidar, girar, observar. En cámaras o cuevas con humedad y temperatura reguladas (y alma volcánica, en nuestro caso), el queso desarrolla aromas, texturas, personalidades.
- Un queso fresco vive poco, pero brilla con intensidad.
- Un curado se vuelve sabio, seco, aromático.
- Un viejo o añejo te mira de tú a tú, te reta el paladar, te cuenta cosas que los industriales nunca aprenderán.
Tipos de quesos artesanales: más allá de la tabla
Según la leche
- Queso de cabra
Firme, rotundo, con notas cítricas. Ideal para el que busca emoción en cada bocado.
- Queso de vaca
Suave, mantecoso, amable. Perfecto para el día a día o para quien empieza en este mundo.
- Mezclas (sí, como en el vino)
Cuando combinas leches, consigues capas de sabor. En Benijos, la mezcla de vaca y cabra es un clásico con alma contemporánea. Descúbrela aquí.
Según su edad
- Fresco: ideal para ensaladas, con aceite, con fruta. Se deshace en boca. Y en recuerdos.
- Semicurado: equilibrio perfecto. Ni niño ni anciano. Carácter y frescura.
- Curado: seco, sabio, poderoso. Pide vino. O silencio.
- Añejo: no se come. Se celebra.
Con personalidad añadida
- Ahumados: con tunera, higuera o almendro.
- Rebozados: en pimentón, en gofio, en especias.
- De autor: afinados en cuevas, con mohos naturales, con cortezas tratadas artesanalmente.
¿Cómo distinguir un queso artesanal real?
Por el etiquetado
Olvídate del “artesano” en letra grande y el “fabricado en planta” en letra pequeña. Un buen queso te dice:
- Quién lo ha hecho.
- Con qué leche.
- Cuándo y dónde.
Por el aspecto
- No es perfecto. Es auténtico.
- Tiene variaciones. Porque cada pieza es única.
- Tiene vida. Huele, respira, cambia.
Por el sabor
No es plano. Es complejo, evolutivo, con matices que dependen del día, del lote, del clima.
Cómo comprar, conservar y disfrutar (de verdad)
Comprar bien: empieza por saber dónde
- Directo al productor (nosotros, por ejemplo).
- Ferias, mercados, tiendas con nombre y cara.
- Nunca en bandejas de plástico sin alma.
Conservar sin fastidiarlo
- Papel vegetal, no film.
- Parte baja de la nevera, no la más fría.
- Sácale el frío antes de comerlo. El queso necesita temperatura para hablar.
Maridar como un canario gourmet
- Queso curado con vino tinto volcánico.
- Fresco con miel de palma o mermelada de higo.
- Semicurado con pan de leña y tomate maduro.
Industrial vs artesanal: dos mundos opuestos
El queso industrial y el queso artesanal pueden compartir nombre, pero ahí acaban sus parecidos. El primero nace en fábricas, con leche que suele venir de múltiples orígenes, procesada para que siempre sepa igual. No hay sorpresas. No hay riesgo. Y tampoco hay alma.
En cambio, el queso artesanal es hijo de la tierra. Se elabora en pequeñas producciones, con leche local, sin prisas ni aditivos que estandaricen el resultado. Aquí cada pieza cuenta una historia: del clima de ese mes, del pasto de esa semana, del cuidado del afinador. No encontrarás dos iguales, ni falta que hace. Porque ahí está la magia.
Mientras el queso industrial busca rentabilidad, el artesanal busca emoción. Donde uno es predecible, el otro es memorable. Donde uno es práctico, el otro es poético.
¿Hace falta decir más?
Preguntas frecuentes, respondidas con queso
¿Qué es el queso artesanal?
Un alimento hecho con leche fresca, manos humanas y tiempo suficiente. No lleva prisas ni conservantes. Lleva alma.
¿Es más saludable?
Sí. No por moda, sino por lógica. Menos procesos, menos aditivos, más nutrientes.
¿Se puede comer embarazada?
Si está hecho con leche pasteurizada, sí. Si es de leche cruda, mejor esperar o preguntar al médico. Pero que el antojo no se enfríe.
¿Cuánto dura?
Depende. El fresco, pocos días. El curado, meses. El añejo, hasta que se convierte en leyenda.
¿Se puede congelar?
Mejor no. Pierde alma. Y textura. Y gracia.
Cierre con sabor a verdad (y a futuro)
El queso artesanal no compite con el industrial. Lo supera. En todo. En sabor, en respeto, en memoria. Cada pieza es un acto de resistencia: contra lo genérico, lo insípido, lo fácil.
Desde la Quesería de Benijos, defendemos cada día esa forma de hacer las cosas. Nos levantamos con el sol, ordeñamos con respeto, afinamos con paciencia y entregamos con orgullo. Porque sabemos que cada queso que llega a tu mesa te acerca a nuestra tierra, nuestra gente y nuestro fuego lento.
Así que si buscas algo más que un producto…
…si quieres historia, sabor y verdad…
…ya sabes dónde encontrarnos.
Con la puerta abierta y el queso a punto.


